Adquiere conocimiento
Mantente actualizado
Suscríbete a mi boletín de noticias
Manténgase actualizado sobre proyectos emocionantes y próximos eventos de Ivan De Leon Sax
Era el año 2010. Llevaba apenas tres años tocando el saxofón, ese instrumento que se había convertido en una extensión de mí, aunque en ese momento todavía era más pasión que dominio.
Una tarde cualquiera recibí una llamada inesperada. Me invitaban a tocar en el lanzamiento de un libro… no de cualquier libro, y no de cualquier autor. Era alguien muy reconocido en la República Dominicana —aunque, para serte honesto, no logro recordar su nombre—. Lo que sí recuerdo con claridad cristalina es quiénes estaban allí: Jatnna Tavárez, la gran presentadora dominicana, y nada más y nada menos que el ex presidente Leonel Fernández, entre otros rostros que sólo había visto por televisión.
Imagínate: yo, un saxofonista casi novato, invitado a tocar en un evento de ese calibre. Me sentía como un astronauta en la NASA, listo para su primera misión a la luna. Nervioso, pero emocionado.
Me pidieron interpretar dos canciones… canciones que parecían sacadas de una máquina del tiempo. Melodías de los años 40, poco conocidas, de esas que uno no escucha ni por error en la radio. Pero no importaba. Yo estaba listo para aceptar el reto. Había practicado hasta el cansancio.
Llegó el gran día. El lugar: una biblioteca de esas antiguas, con techos altos, paredes cubiertas de estanterías de madera y ese olor a libros viejos que le da un aire solemne a todo.
Llegué con tiempo, saxofón en mano, camisa bien planchada, zapatos brillantes. Monté mi instrumento, saqué mi caña, mi boquilla… y entonces, el golpe de realidad:
¡No tenía la ligadura!
Para quien no lo sepa, la ligadura es una pieza esencial. Es la que sostiene la caña contra la boquilla del saxofón. Sin ella, el sax no suena. Y no estamos hablando de que suena mal… es que no suena nada.
Me congelé.
¿Te ha pasado alguna vez que sientes cómo el corazón se te va al estómago? Eso sentí. En ese instante, todo lo que podía salir mal, comenzó a desfilar por mi mente como en una película en cámara lenta: el público esperando, el autor famoso, la prensa, Jatnna Tavárez… Leonel Fernández.
Me sentí pequeño. Más pequeño que nunca.
Pero no me rendí. Dejé mi saxofón sobre la silla y salí corriendo por los pasillos de la biblioteca como si fuera parte de una misión secreta. Abrí puertas, busqué en cajones, revisé escritorios cubiertos de polvo. Hasta que, en una de esas salas olvidadas, encontré unos documentos viejos atados con bandas elásticas.
En ese momento no lo pensé dos veces. Las agarré como si fueran oro y regresé a mi saxofón. Respiré profundo, envolví la boquilla con una, luego otra… hasta que logré ajustar la caña con la presión justa.
¿Estaba bien afinado? No.
¿Sonaba perfecto? Para nada.
Pero sonaba, y eso era lo único que importaba.
Subí al escenario. Me temblaban las manos. Toqué las dos canciones como si fueran himnos nacionales, con el alma en cada nota… y con cada mirada del público, sentía cómo el miedo se convertía en impulso. Al final, el aplauso fue cálido. Nadie supo del caos detrás de bambalinas.
Cuando todo terminó, me reí. Me reí de los nervios, del susto, de la improvisación con bandas elásticas… y de mí mismo.
Ese día aprendí una lección que nunca he olvidado:
No importa cuán preparado creas estar. Siempre revisa tu equipo. Siempre.
Desde entonces, reviso mi estuche con la devoción de un cirujano. Ligadura, cañas, boquillas, tornillos, hasta el más mínimo accesorio. Porque uno nunca sabe cuándo tocará tocar frente a un ex presidente… y lo último que quieres es que una ligadura arruine el momento.
¿Alguna vez tuviste un momento así? Uno de esos en los que todo parece salirse de control justo antes de tocar… pero aun así lograste salir a flote.
Me encantaría leerte. Si tienes una anécdota divertida, caótica o simplemente inolvidable relacionada con la música (o con la vida), ¡compártela en los comentarios! Este espacio también es tuyo.
Porque al final, más allá de las partituras y las técnicas, lo que realmente nos une como músicos… son las historias que vivimos con nuestros instrumentos.
Manténgase actualizado sobre proyectos emocionantes y próximos eventos de Ivan De Leon Sax
© 2025 Iván De León Sax. Todos los derechos reservados